11.11.08

Cama para tres

Llegué por la tarde y me encontré a Ulises dormitando, pero a los poco minutos de estar en la cuna se despertó y le reclamé para irnos de paseo. Sin embargo los abuelos ya le habían sacado dos veces a la calle, a pesar de lo cual hubo paseo (la madre no había salido en todo el día).

Como consecuencia descubrimos una nueva reacción de Ulises: el llanto por agotamiento (o al menos eso deduzco que era). Mientras le preparábamos el baño lloraba desconsolado, y yo rebuscaba si había algo que le hiciera daño o molestara, pero todo parecía en orden. Su desconsuelo le llevó a esbozar sus primeras lágrimas (aún sin romper), y mutar el tono de su piel cual tomate de folleto de Hipercor.

Por fortuna el baño lo puede todo, y al contacto con el agua se relajó, luego aguantó hasta la comida, y a dormir.

Lo cierto es que ya duerme bastante, por las noches apenas hay que pasearle, sólo despertándose para comer, sin embargo la madre inevitablemente hecha de menos la cama, pues le da de mamar en el sofá y allí se queda, sabiendo que si lo suelta en la cuna probablemente se active.

Así que anoche (y de ahí el título del post) me pidió que lo metiéramos en la cama, y me lo llevé conmigo ubicándole en el centro de la cama.

Es agradable, sumamente agradable tenerlo tan cerca y estar dormitando junto a él, aunque cueste conciliar el sueño por miedo a hacer algún movimiento brusco.

Pasadas algunas horas se despertó como suele hacerlo, moviendo los brazos y las piernas, y ello tuvo como consecuencia un par de puñetazos en mi nariz, pero la madre lo interpretó como un "ya toca" y se lo llevó para darle de comer. El resto de la noche estuvo en el lado de la madre, con lo que apenas me enteré de su presencia.

Así que ya hemos comprobado que, a riesgo de malcriarlo como algunos dicen, la cuna no es tan imprescindible como parecía. Además, es costumbre en japón que los bebés duerman con los padres (todos en el suelo, eso sí) así que tan malcriado tampoco va a salir.

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