3.11.08

Paseos y remedios caseros

Los abuelos ya llevan un par de días en casa y ya se vislumbran los pros y contras, aunque se me antoja que es mucho mejor contar con algo de ayuda que no tenerla.

Sobre todo pensé que la ayuda venía de perlas cuando estando a las cinco de la mañana paseando al gordo, y con un sueño monumental, se levantó la abuela y se ofreció a pasearlo ella. ¡Genial! no medió palabra en la transacción, se lo dejé y me fui a dormir.

También la ayuda nos permite organizarnos un poco el tiempo, así ayer pude ver la fórmula 1 asignándole a la abuela la tarea de entretener a Ulises ¡Dos horas ininterrumpidas de televisión!

Los contras son mínimos, sobre todo cuando ya tenemos algo de experiencia y los procedimientos están bastante rodados. Básicamente son los consejos que nos da, como que le pongamos a Ulises aceite en el culito para evitar el enrojecimiento (no conoce la crema de barrera, esa que no se va ni tras el baño) o que busquemos una farmacia de guardia para los cólicos (quizás piensa que porque el bebé llore un poco es que tiene cólicos, o que los cólicos del lactante se quitan con algún medicamento). Total, que nada que no pase de lo anecdótico.

Lo que sí resulta un poquito más molesto es que cuando vamos en el coche y Ulises empieza a dar el do de pecho (retiene el aire para luego soltarlo con todas sus fuerzas en forma de berrido) se ponga a recitar una letanía que más parece querer calmar su estrés que calmar al bebé (desde luego esto segundo no lo consigue)... y desquiciar un poco al conductor.

Pero lo dicho, como aquel anuncio de Master Card, que te ofrezcan pasear al bebé de madrugada mientras tú sigues durmiendo "no tiene precio".

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